Al diablo con el diablo
Este boletín contiene opiniones de Wookie Williams, Mareoflores y Salchi
Bienvenidos a otra edición de Paiki Weekly, nuestro boletín semanal en Substack con reseñas, opiniones y comentarios sobre la cultura pop.
En la opinión de Wookie:
Me caga el diablo. Bueno, no exactamente. Me caga el recurso del diablo dentro de la industria cinematográfica. Lo que parece un “giro de tuerca”, una gran sorpresa y revelación al final, para mí es un truco barato para terminar un guión. Las películas donde el diablo resulta ser el villano principal (y por diablo me refiero a Satanás, Belcebú, a un demonio menor como Paymon, algún demonillo ahí chafa, cualquier entidad diabólica en el sentido bíblico).
Todo esto viene a colación por la película Longlegs, que, a mí parecer (spoilers si no la han visto), no se trata del diablo y, oh sorpresa, al final es el diablo el perpetrador de todo. Se me hace un recurso con poca imaginación que deshace todo lo que la peli podría haber sido. Sí, hay flashazos a serpientes, símbolo inequívoco de la maldad de demonio (aunque si me pongo muy payaso con eso, las imágenes muy probablemente son de pitones burmeses, una especie de serpiente que no hubiera estado ni cerca de las tierras sacrosantas), y un par de imágenes del mismísimo chivo negro todo amenazante detrás de la protagonista. Pero en realidad es una película de una agente tratando de resolver una serie de crímenes que llevan décadas sin resolución. Que al final el diablo esté detrás le quita todo interés en el “malo” de la peli, en sus motivaciones, en la psicología del ser humano que explora de forma muy por encima Longlegs.
Mismo caso me pasó con Hereditary (que en español se llama El legado del diablo, spoilers, supongo). Lo que es una película traumática sobre la maternidad y sus puntos más aflictivos, se convierte al final en una payasada efectista donde pudo suceder lo que sea, porque todo era obra del diablo, y como pudo suceder lo que sea, lo que sucede pierde fuerza. Huy, hay una mujer volando y cercenando su propia cabeza con hilo dental. ¿Y? Si fue el diablo quien la obligó a hacerlo, no había nada que hacer, entonces nada tiene sentido.
Las películas que sí se tratan del diablo pueden ser aterradoras. La BBruja (así me gusta decirle a The VVitch) es espectacular en cuanto a la tensión que crea porque hay una presencia demoniaca en el bosque. Las pelis de exorcismos y cómo el diablo se aprovecha de los débiles suelen ser aterradoras porque nos hacen cuestionarnos nuestras propias creencias y nuestra fe o falta de. Pero eso es lo que las películas que se tratan del diablo construyen. En Longlegs, da lo mismo si es el diablo o un alien o un minion el que está controlando la situación. Es la salida más fácil. Y cualquier película usando ese recurso dejaría de ser interesante.
Algunos ejercicios:
En Se7en, al final el personaje de Kevin Spacey es el diablo.
En Zodiac, resulta que nunca lo encontraron porque es el diablo.
En Silence of the Lambs, Hannibal Lecter sale volando porque es el diablo.
En Titanic, el iceberg quería hundir el barco porque en realidad era el diablo.
Entienden a lo que me refiero. Por lo menos Eugenio Derbez sí entiende a lo que me refiero.
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